jueves, septiembre 17, 2009

Bob Dylan




Bob Dylan nació con el nombre de Robert Allen Zimmerman el 24 de mayo de 1941 en Duluth, Minnesota (Estados Unidos). Está considerado uno de los compositores y músicos más influyentes y prolíficos del siglo XX y ha sido nominado varias veces al Premio Nobel de Literatura.
En 2007 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes por ser un «mito viviente» de la historia de la música popular y «faro de una generación que tuvo el sueño de cambiar el mundo». El jurado subraya el carácter «austero en las formas y profundo en los mensajes» del músico, que conjuga «la canción y la poesía en una obra que crea escuela y determina la educación sentimental de muchos millones de personas».
Su obra, añade el acta, es «fiel reflejo del espíritu de una época que busca respuestas en el viento para los deseos que habitan en el corazón de los seres humanos».

BIOGRAFÍA

Infancia y juventud

Nacido en Duluth, a los seis años se traslada con su familia a la cercana Hibbing, donde su padre tiene un negocio de materiales eléctricos. La vida de comerciante no es el sueño del joven Bob y el ambiente de la población, cuya economía es sobre todo minera, no debe de ser muy atractiva para un adolescente. Dylan descubre muy pronto la música. A los ocho años aprende por sí solo a aporrear el piano y por diez dólares adquiere una guitarra por correo. Escucha la radio todas las tardes y, así descubre la música de Hank Williams y de grupos de color. Es en este preciso momento cuando se enamora de la idea de llegar a ser un héroe del rock and roll, que entonces irrumpe con fuerza entre los jóvenes, y llegar al éxito de Elvis Presley, Carl Perkins o Jerry Lee Lewis.

A su pasión por la música se une también el amor por las motos de gran cilindrada. Cuanto más crece Dylan más se rinde a la necesidad de huir de Hibbing. En 1959 finaliza los estudios secundarios e ingresa en la Universidad de Minnesota, en Minneapolis, la capital estatal. Una de sus asignaturas favoritas es el aprendizaje del idioma español y la historia estadounidense. Allí comienza a escuchar temas de country, rock y a músicos de blues como Robert Johnson.

En vez de frecuentar las lecciones básicas en el ambiente de los intelectuales locales, se dedica a escuchar a cantantes folk y olvida por el momento su gran pasión por el rock’n’roll de Little Richard. Son días intensos para Dylan, que lee muchos libros, muchísima poesía, habla poco, pero escucha atentamente discursos sobre la paz, los derechos de los trabajadores, la enseñanza de una nueva moral… Es en este momento en el que cambia su nombre por el de Bob Dylan, para lo que se inspira en el poeta gales Dylan Thomas como el propio artista reconoce en sus memorias.

Comienza su carrera como solista tocando en locales nocturnos con el único acompañamiento de su guitarra y su armónica, así como su inconfundible y expresiva voz (que llegará a ser su principal huella de identidad), no siempre con fortuna, como cuando es despedido del Ten O’Clock Scolar porque su voz ahuyentaba a los clientes. A mediados de 1960, obtiene su primer contrato como profesional en un local de strip tease de Central City, en Colorado. Es en ese momento de su vida cuando entra en escena Woody Guthrie. Dylan descubre Bound for Glory, la biografía del gran músico y su lectura le apasiona tanto que decide convertirlo en su maestro, incluso divulga haberle conocido. Precisamente esa admiración por Guthrie le proporciona el estímulo necesario para efectuar el salto hacia la gran ciudad.

Cuando Dylan lee en un periódico que Guthrie está ingresado en un hospital de Nueva York, decide ir a conocerle y aprovecha la ocasión para conocer la ciudad. Bob Dylan llega allí durante las fiestas de Navidad de 1960 y se introduce en el movimiento de los trovadores folk que llenan el Greenwich Village de la época: por la tarde toca en el Gerde’s Folk City y también consigue actuar ante John Lee Hooker. A finales del verano de 1961, Dylan llega a ser bastante conocido en el ambiente musical de Nueva York, de tal forma que solicitan su colaboración para tocar la armónica en algunas canciones de un disco de Harry Belafonte. Podía ser su gran ocasión, pero Dylan abandona los estudios de grabación tras sólo una hora de trabajo, porque no soporta la insistencia de Belafonte en hacer repetidas pruebas.

Es John Hammond, gran descubridor de talentos por cuenta de la CBS, el que le ofrece inmediatamente un contrato. El primer disco se publica en febrero de 1962 con el simple título de ‘Bob Dylan’. El álbum presenta material poco homogéneo pero pone en evidencia las potencialidades del cantautor. Sólo dos canciones están escritas por Dylan («Song to Woody» y «Talkin’ New York»), pero bastaron para darle confianza como autor y abrirle la puerta de una de sus más prolíficas etapas creativas. En aquel primer período, le acompaña Suzie Rotolo, a la que había conocido en cuanto llegó a Nueva York, al frecuentar el movimiento intelectual de la Gran Manzana. Suzie es una activista política, comprometida sobre todo en la lucha contra la segregación racial y la bomba atómica. Para la portada de su histórico segundo álbum, Dylan escoge una fotografía que le retrataba al lado de Suzie en una calle del Village.

Dylan empieza a trabajar en nuevas canciones en abril de 1962 y en el transcurso de algunos meses compone temas como «Blowin’ in the Wind», «Masters of War», «Talkin’ World War III Blues», «A Hard Rain’s A-Gonna Fall’ (sobre el peligro nuclear) y «Oxford Town», que llegan a ser himnos del movimiento pacifista. En mayo de 1963 se publica ‘The Freewheelin’ Bob Dylan’, su segundo y muy esperado álbum. Dos meses después de la publicación, Dylan aparece en el Festival Folk de Newport, donde es saludado como el profeta de la revolución juvenil. Allí canta «Blowin’ in the Wind» frente a 46.000 personas, acompañado en el escenario por Joan Baez y Pete Seeger.

Junto al éxito llegan también los problemas. En primer lugar, con Suzie Rotolo: su historia sigue adelante, entre dramáticas rupturas y breves reconciliaciones, en un clima muy tenso en el que Dylan no esconde sus celos. Las nuevas canciones nacen en un clima de inseguridad, a veces cabalgando en la ola de la batalla política («Only a Pawn in Their Game»), otras veces recogiéndose en el intimismo («Girl from the North Country»). Pero el álbum ‘The Times They Are A-Changin’ (1964) llegará a ser famoso sobre todo por la canción que le da título y por. El éxito de Dylan ya es grande en todos los Estados Unidos y su popularidad se extiende también por Europa. Es un período difícil pero rico en estímulos creativos.

Dylan en este mismo período compone canciones como «It Ain’t Me, Babe» (dedicada a su amor roto), «To Ramona», «Chimes of Freedom», «Mr. Tambourine Man», entre otras, que pasarán a formar parte de dos álbumes: ‘Another Side of Bob Dylan’ (1964) y ‘Bringing ‘It All Back Home’ (1965), que contienen en parte las semillas de su clamorosa electrificación.

En la primavera de 1965 Bob Dylan se traslada a Inglaterra para realizar algunos conciertos. Conoce a los Beatles y a Eric Burdon, de The Animals, intérprete de una versión muy personal del tema tradicional «House of the Risin’ Sun» del que el propio Dylan había hecho una versión en 1960. A The Beatles le une un vínculo de mutuo aprendizaje e influencias. Así, principalmente John Lennon manifiesta la influencia de Dylan en canciones como «Norwegian Wood», «You’ve Got to Hide Your Love Away», «Help»…, que tienen letras más sinceras y pensadas, mientras que Bob Dylan no duda en experimentar sonidos nuevos y más lúdicos. El viaje por la Inglaterra de aquellos años y el encuentro con sus músicos estimulan aún más a Dylan, que se deja sugestionar por la sonoridad de las guitarras eléctricas, abandonando la vía folk. Los preliminares, sin embargo, no son del todo favorables: los puristas habían criticado asperamente las concesiones eléctricas que Dylan había incluido ya en ‘Bringing It All Back Home’, un disco que de cualquier modo representa su consagración definitiva entre el público, con canciones como «Subterranean Homesick Blues», «Maggie’s Farm», «Gates of Eden» y «Mr.Tambourine Man».

‘Highway 61 Revisited’ (1965), producido por Bob Johnston, con la colaboración de Al Kooper y Mike Bloomfield, está considerado hoy en día uno de los mejores de Dylan: la arrebatadora y demoledora «Like a Rolling Stone» (que figura en la primera posición de la lista de las mejores canciones de todos los tiempos confeccionada por la revista musical Rolling Stone), la triste «Desolation Row» (con una guitarra española impresionante), la nerviosa «Highway 61 Revisited» y la enigmática «Ballad of a Thin Man».

Éste es el repertorio que Dylan lleva al Festival Folk de Newport en 1965, acompañado por la Paul Butterfield Band. Le echan una mano unos músicos que conoce por aquellos meses: un grupo llamado The Hawks, que rodea al guitarrista Robbie Robertson. Más tarde, los «halcones» se transformarán en ‘The Band’, nombre que les pone Dylan. Son el grupo por antonomasia de la historia de la música estadounidense de las décadas de los 60 y 70. Con parte de ‘The Band’, Dylan afronta el compromiso de ‘Blonde on Blonde’, su séptimo album (1966) que se publica en formato doble para poder contener todo el material elaborado en Nashville, con un total de 14 canciones. ‘Blonde on Blonde’ es un disco más tranquilo que el anterior y con un mayor valor poético en las letras. Éste incluye la alegre «I Want You», la desnuda y tierna «Just Like a Woman», la devastadora ametralladora «Stuck Inside of Mobile with the Memphis Blues Again», la enigmática «Visions of Johanna» y la larguísima y, gran obra maestra del disco, «Sad Eyed Lady of the Lowlands», que está dedicada a la bellísima modelo Sarah Lowndes, con la que Dylan se había casado en noviembre de 1965. Blonde on Blonde está considerado por los grandes expertos musicales como el mejor disco de música pop-rock de toda la historia.


Accidente de moto

Un par de meses después de haberse publicado este doble disco, el joven Bob Dylan, con apenas 25 años (pero ya un ídolo multitudinario en Estados Unidos y el Reino Unido, donde sus discos se venden por millones a un ritmo desenfrenado), sufre un misterioso accidente con su Triumph 500 en las cercanías de Woodstock que le aparta de la vida pública. El periodo de reclusión se eterniza: Dylan se vuelve un hombre casero junto a su mujer y sus hijos (tendría cuatro con su esposa Sarah). Pasa días enteros en compañía de sus amigos de The Band tocando y grabando canciones. Las cintas de aquellas despreocupadas grabaciones llegaron a ser los discos piratas más codiciados en el mundo, hasta que en 1975 decide publicarlas oficialmente con el título de The Basement Tapes.

Dylan escribe las canciones que aparecerían en el álbum de su reaparición, ‘John Wesley Harding’ (1968), y el texto del libro ‘Tarántula’. En enero de 1968, se presenta, acompañado de ‘The Band’, ante el público en el Carnegie Hall de Nueva York, como homenaje a Woody Guthrie, muerto en octubre de 1967. En esta ocasión presenta las canciones de John Wesley Harding, álbum lleno de referencias bíblicas, de sabor country, de visiones oníricas («All Along the Watchtower»), de símbolos para descubrir.

A continuación nace en Dylan la idea de grabar un álbum de carácter abiertamente country: el resultado definitivo es ‘Nashville Skyline’, publicado en abril de 1969 y que contiene canciones como «Lay Lady Lay», «Country Pie» y una versión de «Girl from the North Country» cantada a dúo con Johnny Cash.

Participa en el Festival de la Isla de Wight totalmente vestido de blanco, comportándose como una estrella pomposa y emperifollada, hasta el punto de que los hippies le erigen una polémica cruz de piedra para enterrar al mito decadente. Graba el álbum ‘New Morning’ y un single político: «George Jackson». El mito se aviva en 1971, cuando Dylan participa como principal estrella en el concierto de beneficencia para Bangladesh en el Madison Square Garden de Nueva York, organizado por George Harrison y canta «Mr. Tambourine Man», «Blowin’ in the Wind», «Just Like A Woman» y «A Hard Rain’s A-Gonna Fall».

A continuación viene un período de reflexión en el que Dylan le pide al director de cine Sam Peckinpah un papel en la película ‘Pat Garrett and Billy the Kid’. Su participación como actor se limita a un papel insignificante en el rol de un misterioso personaje de nombre Alias, pero es la banda sonora de la película, compuesta por el propio Dylan, la que llega a ser memorable. «Knocking on Heaven’s Door» se convertirá en una de las canciones más reconocidas de su repertorio.

La banda sonora de la película permite a Dylan volver a tener confianza en sus propios medios y en su sensibilidad. Graba en 1974, otro álbum de estudio ‘Planet Waves’, que alcanza el primer puesto en las listas de Estados Unidos y contiene la estupenda «Forever Young». Inmediatamente después parte para su primera gran gira tras ocho años de ausencia de los escenarios, en esta ocasión acompañado de ‘The Band’. Decide hacer un gigantesco tour por las principales ciudades de EE.UU. La demanda de entradas para sus conciertos desbordan todas las previsiones, con más de doce millones de peticiones por correo. Nadie en la historia había conseguido algo similar en Estados Unidos. Más de 800.000 personas ven actuar en directo a Dylan. Como testimonio de aquel histórico acontecimiento se edita en 1974 el doble álbum en directo ‘Before the Flood’, en el que aparece un Dylan enérgico apoyado por su potente grupo.

Este período concluye con el meditativo ‘Blood on the Tracks’, que contiene muchas canciones inspiradas en la crisis de su matrimonio. Entre las canciones de este disco destacan «Tangled Up in Blue», «Simple Twist of Fate», «Idiot Wind» y «Shelter from the Storm». Consigue ser número uno en Estados Unidos nada más publicarse. Aclamado por la crítica musical, se considera otra nueva obra maestra en su discografía. En 1975 se publica ‘Desire’, en el que aparece «Hurricane» (en defensa del boxeador Huracán Carter, acusado de homicidio) y «Sara» (dedicada a su mujer a pesar de la crisis). ‘Desire’ logra ser número uno de forma inmediata en la mayoría de las listas musicales del mundo. De nuevo, el divino Dylan, está en la cima del mundo musical. Estas nuevas canciones constituyeron el esqueleto de la gran gira americana denominada Rolling Thunder Revue, para la que Dylan reúne a viejos amigos como Roger McGuinn (ex Byrds), Joan Baez, Mick Ronson, Scarlet Rivera y Joni Mitchell. El propósito de Dylan no se centra solo en el espectáculo sobre el escenario sino también en lo que sucede entre bastidores: así, con cámaras de televisión y micrófonos lo graba todo, entrelazando vida real y ficción, para realizar la película ‘Renaldo y Clara’, un documental de cuatro horas de duración. De la Rolling Thunder Revue ha quedado documento discográfico oficial en los álbumes ‘Hard Rain’ y ‘The Bootleg Series, Vol. 5. Live 1975. The Rolling Thunder Revue’

Entre 1977 y 1978 son dos los compromisos artísticos de Dylan. El primero, como invitado de honor en ‘The Last Waltz’ (El último vals), la película-concierto dirigida por Martin Scorsese, organizada para celebrar la retirada de la escena de sus amigos de ‘The Band’. El concierto se lleva a cabo en el mítico Winterland de San Francisco y Dylan canta perlas de su propio repertorio, como «Baby Let Me Follow You Down», «I Don’t Believe You» y «Forever Young». El momento apoteósico del concierto fue cuando todos los artistas invitados de la noche: The Band, Neil Young, Dr. John, Neil Diamond, Eric Clapton, Ringo Starr, Ron Wood, Paul Butterfield, Ronnie Hawkins, Joni Mitchell y Van Morrison suben al escenario para entonar todos juntos la magnífica «I Shall Be Released» de Dylan.


Crisis religiosa

El segundo gran evento de ese año para Dylan es una comprometida gira mundial con un nuevo elenco de músicos invitados. En estos conciertos promociona su álbum en proyecto ‘Street Legal’. Un nuevo período se perfila en la vida artística y humana de Bob Dylan. Esta vez se trata de una transformación religiosa del cantautor, judío de nacimiento, que encuentra nuevos motivos de fe en el cristianismo. Este cambio va acompañado de una serie de discos intensos, de difícil comprensión inmediata.

Cuando finaliza la temporada de grandes conciertos, Dylan publica un nuevo álbum doble grabado en Japón, ‘Live at Budokan’ (1978). Los empresarios japoneses ofrecen a Dylan un cheque en blanco por realizar una gira en Japón, algo inédito en la historia de la música. Tres años de trabajo intenso en estudios producen otros tantos discos que forman el esqueleto del Dylan de los 80: ‘Slow Train Coming’ (1979), ‘Saved’ (1980) y ‘Shot of love’ (1981), discos con cadencias de música gospel. En ‘Slow Train Coming’ Dylan le pide a Mark Knopfler, de ‘Dire Straits’, que colabore en él, fascinado por la forma de tocar del guitarrista inglés. ‘Slow Train Coming’ logra de nuevo alcanzar la cima de las listas americanas y europeas. El disco ‘Saved’ está entre los trabajos más dramáticos y tensos de Dylan y descubre una cara completamente desconocida del cantante. ‘Shot of Love’ devuelve al cantautor a terrenos más conocidos y cuenta, además, con la participación especial de Ron Wood y Ringo Starr en el tema «Heart of Mine».

Después de su época religiosa, Dylan vuelve a una visión más laica de la canción e inicia un camino de gran actividad con el álbum ‘Infidels’, que contiene la bellísima «Jokerman». En 1984 publica su disco ‘Real Live’, con nuevos arreglos de viejos éxitos, como «Highway 61 revisited», «Maggie’s Farm», «Masters of War» y «Tombstone Blues», en el que interviene también Carlos Santana.

El compromiso social del mundo de la música anglosajona encuentra su máxima expresión en 1985 con la canción «We Are the World», en cuya grabación participa Dylan. Algunos meses después toma parte en el comité promotor de Farm Aid, la manifestación musical organizada para recaudar fondos para las comunidades rurales de los Estados Unidos. El 13 de julio de 1985, Dylan participa en el Festival pro-Etiopía Live Aid. Acompañado a las guitarras por Keith Richards y Ron Wood de los Rolling Stones, Dylan canta en el J.F. Kennedy Stadium de Filadelfia «Blowin’ in the Wind». También en 1985, vuelve a los estudios para grabar el álbum Empire Burlesque y realiza, además, un videoclip en Japón para la canción «Tight Connection to My Heart», bajo la dirección de Paul Shrader.

Para celebrar sus 25 años de actividad discográfica, la CBS publica el álbum quíntuple ‘Biograph’, que incluye canciones que dan una visión general del cantautor, ya que, junto a algunos grandes éxitos, se presentan versiones inéditas, tomas alternativas o se recuperan canciones que frecuentemente han pasado desapercibidas. Su siguiente producción viene recogida bajo el título de ‘Knocked Out Loaded’. Es publicada en 1986 y contiene temas escritos en colaboración con el actor y escritor Sam Shepard y con Tom Petty, con el que Dylan realiza una gira por Australia y los Estados Unidos plasmada en el vídeo Hard to Handle, de una hora de duración. Con el mismo Petty y su banda, The Heartbreakers, Dylan canta «Band of the Hand» para la película de idéntico título, dirigida por Paul Michael Glaser.

En la primavera de 1988 publica un nuevo álbum, ‘Down in the Groove’, en el que intervienen las veteranas estrellas del punk Steve Jones, de los Sex Pistols y Paul Simonon de The Clash y músicos tan ilustres como Jerry Garcia y Bob Weir de Grateful Dead, Eric Clapton, Mark Knopfler, Ron Wood, Steve Jordan y las estrellas reggae Robbie Shakespeare y Sly Dunbar, entre otros. Después de ‘Down in the Groove’, Bob Dylan participa en el disco homenaje a Woody Guthrie.

Su siguiente proyecto consiste en la creación de un grupo que, bajo el nombre de ‘Traveling Wilburys’, reúne a los hermanos Lucke, Nelson, Otis, Lefty y Charlie T. Junior, que no son otros que Bob Dylan, George Harrison, Roy Orbison, Tom Petty y Jeff Lynne, el antiguo líder de la ‘Electric Light Orchestra’. Con ellos publicará dos álbumes, curiosamente titulados Volume 1 y Volume 3. La gran mayoría de las canciones de estos dos álbumes están compuestas por Dylan y hay quien los incluye entre lo mejor que ha hecho el trovador de Minnesota en los años 80 y 90.


Últimos años

Durante los 80 y los 90, quizá Dylan publicase algunos de sus peores discos, pero en los últimos años, y después de tener un grave problema de salud, su carrera vuelve a estar en un gran estado de forma. Ha conseguido un Oscar por la canción «Things Have Changed» de la banda sonora de la película Jóvenes prodigiosos y ha publicado los que probablemente estén entre sus mejores álbumes recientes: ‘Time Out of Mind’ (1997) y ‘Love and Theft’ (2001), además de participar como guionista y autor de la música del largometraje Masked And Anonymous (2003), de la cual, sin entrar a valorar la calidad cinematográfica de la cinta, se puede decir que incluye versiones de algunos de sus temas clásicos y canciones nuevas, además de versiones tradicionales grabadas por él por primera vez para la ocasión.

Por otro lado, con motivo del estreno de la película de Martin Scorsese ‘No Direction Home’ ha salido a la venta el álbum ‘Bootleg Series, Vol. 7’, que contiene la banda sonora de la película.

Por otro lado, la publicación de los dos primeros volúmenes de sus memorias, tituladas Chronicles («Crónicas») ha supuesto todo un acontecimiento literario.


Citas

Lo que se ha dicho de Bob Dylan

«La mayor parte de la crítica musical está en el siglo XIX. Está muy por detrás de, pongamos por caso, la crítica de pintura. Todavía se basa en el arte del siglo XIX: vacas junto a un riachuelo y árboles y «yo sé lo que me gusta». No se concibe el hecho de que Dylan quizá sea un cantante más sofisticado que Whitney Houston, de que él es seguramente el cantante más sofisticado que hemos tenido en una generación. Nadie identifica a nuestros cantantes populares como a Matisse o Picasso. Dylan es un Picasso, con esa exuberancia, variedad y asimilación de la historia entera de la música» (Leonard Cohen, en entrevista con la revista Musician, 1988).

«Sin Bob, los Beatles no habrían hecho el Seargent Pepper, los Sex Pistols no habrían hecho «God Save the Queen» y U2 no habría hecho «Pride in the Name of Love» (Bruce Springsteen).

«Bob suena como si sus canciones tuvieran 300 años pero hubieran sido escritas ayer. Lo más importante de Dylan es la poesía que hay en sus canciones, que trascienden su propia música» (Martin Scorsese).

«En la música, Frank Sinatra puso la voz, Elvis Presley puso el cuerpo… Bob Dylan puso el cerebro» (Bruce Springsteen).

«Bob Dylan y The Band son lo más fuerte que he escuchado en mi vida» (Marlon Brando).

«Su manera de tocar es totalmente híbrida. Musicalmente no tiene sentido para el erudito. Cuando toca el piano, sólo tiene sentido para el que lo oye. Si fueras músico dirías: pero ¿qué estás haciendo? No tiene sentido. Y lo mismo cuando toca la guitarra. Haga lo que haga, es como si tuvieras que esperar un año o dos para coger el punto de poder escucharlo. La primera vez que lo oyes, es inútil. Después reflexionas y te das cuenta de que es perfecto» (Eric Clapton, entrevistado por John Bauldie. Entrevista publicada en el libro Bob Dylan, se busca).

«Para mi, Dylan siempre representó el rock and roll… Nunca pensé en él como cantante de folk ni poeta ni nada. Pensaba que era la persona más sexy desde Elvis Presley… Sexo en el cerebro, ¿sabes? El sexo más absoluto es estar totalmente iluminado y él era así, era el Rey. Y aún lo es» (Patti Smith).

«Nada de folkie o poeta. Es la gran bestia del rock and roll» (Chuck Berry).

«Dylan ha escrito canciones que tocan lugares de la mente a los que nadie antes había llegado» (Jerry Garcia).

«Es un pozo sin fondo. Aún tiene mucho que decir» (Lou Reed).

«Tocando con Bob Dylan nunca se aburre uno» (Rick Danko, de The Band).

«Bob Dylan es como Einstein. Como un disparo divino» (Kris Kristofferson).

«Bob era un príncipe. Aún le veo como el poeta más grande de nuestra época» (Roy Orbison).

«Al oírle pensé que un alma cogía la antorcha de América» (Allen Ginsberg).

«Me impresiona su tono de voz. Es como un cello» (Frank Sinatra).

«Dylan tiene mucho más que tres acordes y la verdad» (Bono).

«Dylan fue siempre un misterio. De dónde venía, cómo sabía lo que sabía, qué era lo siguiente que iba a hacer… Ocupaba casi completamente mis pensamientos, interrumpiendo la aparente normalidad de mis años estudiantiles con su torrente de conciencia beat/folk/blues/dadá/surrealismo/apalache/bop. Es, en parte, sumo sacerdote de la narrativa personal y, en parte, comandante rebelde enzarzado en un combate mortal con los brazos asfixiantes de nuestra historia colectiva revisada» (Jackson Browne).

«Es curioso, pero la gente aún le atribuye a Bob mucho misterio. Quiero decir que Dylan es un tío como cualquier otro, con la diferencia de que él tiene algo que decir. Y tiene una personalidad gracias a la cual todo lo que dice lo hace suyo. Es un tipo muy normal. Si le pides la hora, te la da» (Tom Petty).

«Siempre he pensado que Dylan era un farsante. Desde luego no es un muchachito que canta canciones líricas. Es un oportunista que quiere hacer carrera y sabe muy bien dónde va. Además, es un hipócrita. Nunca he comprendido por qué le gusta a la gente. No sabe cantar» (Truman Capote).

«Actualmente hay un hueco generacional, porque los chavales de veinte años no tienen «Bobdylanes» de veinte años» (Joaquín Sabina).

«Yo nunca he visto carisma como el que exhibía Bob en sus actuaciones» (Joan Baez).

«Bob Dylan es uno de esos personajes que sólo aparecen una vez cada 300 o 400 años» (Leonard Cohen).

«Bob es muy chistoso… quiero decir que mucha gente se lo toma en serio y sin embargo, si conoces a Dylan, es todo un bufón» (George Harrison).

«No hace falta oír lo que dice Bob Dylan, lo importante es cómo lo dice» (John Lennon).

«La obra de ciertos artistas habla por su generación. Una de las más grandes voces de libertad de Norteamérica no puede ser más que un nombre: el transcendental Bob Dylan» (Jack Nicholson).

«Desde el instante mismo en que le conocí, pensé que era algo grande, que era un genio, que era shakespeariano» (Phil Ochs).

«Gracias, Bob. Quiero decirte que no estaría aquí si no hubiera sido por ti, decirte que no hay nadie que no tenga que estarte agradecido y, para robar una línea de una de tus canciones —tanto si te gusta como si no—: «Tú fuiste el hermano que nunca tuve» (Bruce Springsteen).

«Bob Dylan es uno de los cantantes de blues más importantes del mundo occidental; arte antiguo, rápida improvisación, variación eterna, formulación clásica, visión profética…» (Allen Ginsberg).

«No he pretendido hacer algo donde se desvelen todos los secretos de Dylan, ni mucho menos, sino rendir un homenaje a uno de los poetas más brillantes del siglo, un hombre que hace que nos miremos a nosotros mismos, que nos emociona y nos hace sentir cosas que no sabríamos transmitir de otra manera» (Martin Scorsese acerca de No Direction Home).

«Dylan se sabe un millón de canciones, viejos blues del delta y cosas como ésas. Una noche, cuando hicimos «Clean-Cut Kid», sonaba igual a Muddy Waters. Él conoce más acordes que cualquiera que yo conozca» (Benmont Tench).

«Se sacaba esas canciones de la nada. No sabíamos si eran suyas o si las recordaba. Cuando las cantaba, no lograbas distinguir» (Robbie Robertson).

«Bob Dylan. Una mente fuera del tiempo» (Paul Williams).

«Dylan es un trovador del siglo XX, merecedor del Premio Nobel por sus virtudes imponentes y universales» (Allen Ginsberg).

«Cuando lo descubrí fue un deslumbramiento asombroso. Me gusta el caos, no la disciplina, y él era el profeta del caos… Él empezó a hablar de otras cosas, metió la literatura en el rock. Me ha alimentado y me sigue alimentando» (Joaquín Sabina).

«Yo nunca fui de los que pensaban que Dylan era un monstruo por pasarse a la guitarra eléctrica. Me gustó el cambio. Pero debo decir que la fuerza del joven Dylan como cantante de protesta —él siempre lo negó pero lo siento, Bob, eras un cantante de protesta— residía en que tomaba la guitarra, tocaba ante una multitud y su música y sus palabras eran como una flecha. La gente subestima su capacidad musical. La melodía y las palabras se disparaban como flechas. A mí me sigue pareciendo increíble» (David Gilmour).

Cosas que ha dicho Bob Dylan

«El rollo del artista que pasa hambre es un mito. Lo iniciaron los grandes banqueros y las jóvenes damas prominentes que compran arte. Ellos simplemente quieren mantener al artista bajo su dominio. No tienes que morirte de hambre para ser un buen artista. Sólo tienes que sentir amor y tener un punto de vista claro. Y tienes que combatir la depravación. El no transigir, eso es lo que forma a un buen artista. No importa si se tiene dinero o no. Además, hay otras cosas que conforman la riqueza o la pobreza aparte del dinero» (enero de 1978).

«Yo sólo soy Bob Dylan cuando tengo que ser Bob Dylan. La mayor parte del tiempo quiero ser yo mismo. Bob Dylan nunca piensa sobre Bob Dylan. Yo no pienso en mí mismo como Bob Dylan. Es como dijo Rimbaud: Yo soy el otro» (Biograph, 1985).

«Si no tuviera dinero, podría ir de un lado a otro siendo invisible. Pero actualmente me cuesta dinero ser invisible. Es la única razón por la que necesito dinero» (A Robert Shelton, 1966).

«Yo no tengo esperanzas de futuro y sólo espero tener suficientes botas para cambiarme» (San Francisco, 3 de diciembre de 1965).

«Nadie es libre. Hasta los pájaros están encadenados al cielo» (1963).

«¿Que cuál es mi mensaje? Ten buena cabeza y lleva contigo una bombilla» (Rueda de prensa, bromeando con una bombilla enorme en la mano, Londres, 1965).

«La muerte no llama a la puerta. Está ahí, presente en la mañana cuando te despiertas. ¿Te has cortado alguna vez las uñas o el pelo? Entonces ya tienes la experiencia de la muerte» (Malibú, enero de 1978).

«Yo no tengo una voz bonita. Yo no sé cantar bonito, y además no quiero» (lugar y fecha desconocidos).


Filmografía

Pennebaker, D.A.: Don’t Look Back (1965). Documental realizada durante la gira de Dylan por Inglaterra en 1965, al lado de Joan Baez. Un acercamiento al Dylan más vitalista y directo, en plena época de transición del folk al rock.

Newport Folk Festival (1965). Resumen filmado del Festival de Folk de Newport de 1965, donde, al lado de las grandes figuras establecidas de la época (Pete Seeger; Peter, Paul and Mary; Joan Baez…), aparece Dylan con la Paul Butterfiel Blues Band, y recibe el abucheo del público por interpretar rock en aquel lugar.

The Concert for Bangladesh (1971). Reportaje del concierto del 1 de agosto de 1971 en Nueva York, organizado por George Harrison, y donde Dylan interpreta cinco de sus viejas canciones, al lado del propio Harrison, y de Leon Russell.

Dylan, Bob y Alk, Howard: Eat the Document (1972).

Peckinpah, Sam: Pat Garrett & Billy the Kid («Pat Garrett y Billy el Niño», 1973). Dylan actúa y compone la banda sonora. Primera aparición dramática de Dylan en las pantallas, interpretando un papel que, no obstante, guarda verdadera relación con la personalidad del propio cantante, todo ello enmarcado en la mítica historia de Billy el Niño.
Scorsese, Martin: The Last Waltz («El último vals», 1976). Documental sobre el último concierto de The Band.

Dylan, Bob: Renaldo and Clara (1978). Único largometraje dirigido por el cantante.

Marquand, Richard: Hearts of Fire («Corazones de fuego», 1987). Reparto: Fiona Flanagan, Rupert Everett, Bob Dylan, Julian Glover y Maury Chaykin.

Hanson, Curtis: Wonder Boys («Jóvenes prodigiosos», 2000). Incluye en la banda sonora las canciones de Bob Dylan: «Shooting Star», «Not Dark Yet», «Buckets of Rain» y «Things Have Changed», canción por la que consiguió un Oscar.

Charles, Larry: Masked and Anonymous («Anónimos», 2003). Historia de una vieja gloria de la música, de nombre Jack Fate (Bob Dylan), encerrado en prisión, a quien permitirán salir para realizar un concierto benéfico que se retransmitirá por televisión. Interpretada por actores como Jeff Bridges, Penélope Cruz, John Goodman, Jessica Lange, Luke Wilson, Angela Basset, Bruce Dern, Ed Harris, Val Kilmer, Christian Slater, Chris Penn… El guión fue escrito por el propio Bob Dylan y el director de la película bajo los seudónimos de Rene Fontaine y Sergei Petrov. Parte de la banda sonora está compuesta por canciones de Bob Dylan y por versiones de sus canciones a cargo de otros músicos cantadas en distintos idiomas.

Scorsese, Martin: No Direction Home. Documental rodado para televisión y estrenado en septiembre de 2005. Actualmente está a la venta en DVD.
Caro, Niki: North Country (2005). La banda sonora incluye las siguientes canciones de Bob Dylan: «Tell Ol’ Bill», «Lay Lady Lay», «Sweetheart Like You», «Do Right To Me Baby» y «Girl Of The North Country», esta última en versión de Leo Kottke.
El último trabajo editado en 2006 es Thunder On The Mountain.


Segun sus propias palabras, esta fue su vida:

Duluth es una ciudad minera de Minnesota
construida sobre un acantilado rocoso que lleva al lago Superior.
Yo nací allí -mi padre nació allí-,
mi madre procede de la Cordillera del Acero más al norte.
La cordillera del acero es una larga hilera de ciudades mineras
que comienza en los Grandes Rápidos y termina en Eveleth.
Todavía era pequeño cuando nos mudamos a Hibbing para vivir
con los parientes de mi madre.
Hibbing tiene la mina al raso más grande del mundo
Hibbing tiene escuelas, iglesias, abacería y una cárcel,
se juegan partidos de fútbol entre colegios superiores y tiene un cine
Hibbing tiene coches preparados que corren a todo meter
los viernes por la noche.
Hibbing tiene bares en las esquinas con bandas de polka,
puedes ponerte en un extremo de la ciudad en la calle principal
y ver claramente los límites de la ciudad en el otro extremo.
Hibbing es una buena ciudad,
huí de ella a los 10, 12, 13, 15, 15½, 17 y 18 años
fui cogido y devuelto allí todas las veces menos una
escribí la primera canción para mi madre y la titulé «A mi madre».
La compuse en quinto grado y el profesor me dio un notable.
Empecé a fumar a los once años y sólo lo dejé una vez
para recobrar el aliento.
No recuerdo que mis padres fueran muy cantarines
al menos no recuerdo haber compartido canciones con ellos.
Más tarde fui a la Universidad de Minnesotta
con una falsa beca que nunca tuve.
Estuve en la clase de ciencias y me suspendieron por negarme a
contemplar cómo muere un conejo.
Me expulsaron de la clase de inglés por poner palabrotas
en un papel describiendo al profesor.
También fracasé en la clase de comunicación por llamar por teléfono
todos los días por decir que no podía ir.
Lo hice bien en español más que nada porque ya lo sabía de antemano.
Para advertirme, me admitieron en un club de estudiantes
me dejaron vivir allí y así lo hice hasta que quisieron que me asociara.
Me mudé por dos noches a un apartamento de dos habitaciones
con dos chicas de Dakota del Sur.
Crucé el puente hacia la calle 14 y me trasladé a una habitación encima
de una librería que también vendía malas hamburguesas,
camisas de baloncesto para sudar y estatuas de perros dogos.
Me enamoré apasionadamente de una actriz que me dio un rodillazo
en las tripas y acabé en la orilla del río Mississippi
con una decena de amigos en una casa ruinosa bajo
el puente de la Avenida Washington al sur de Seven Corners.
Este es más o menos un resumen de mi vida universitaria.
Después hice auto-stop hasta Galveston, Tejas en
cuatro días, tratando de encontrar a un viejo amigo, cuya madre
me abrió la puerta de alambre y me dijo está en el ejército,
cuando se cerró la puerta de la cocina
ya estaba atravesando California -casi en Oregón-
en los bosques encontré una camarera que me recogió
y me dejó en algún lugar de Washington.
Fui bailando todo el camino desde los festivales indios de Gallup,
Nuevo Méjico, al Madri Grass de Nueva Orleans, Louisiana.
Con el pulgar al viento, los ojos adormecidos, el sombrero vuelto
y la cabeza dándome vueltas
vagué a la deriva aprendiendo nuevas lecciones
me fabriqué mi propia depresión,
subí a trenes de carga por divertirme
y fui aporreado por diversión.
Corté césped por veinticinco centavos
y canté por diez.
Hice auto-stop en las autopistas 61-51-75-169-66-22
Gopher Road, la Ruta 40 y la autopista de peaje Howard Johnson.
Me encerraron por sospecha de robo a mano armada,
me arrestaron durante cuatro horas acusado de asesinato
me sacudieron por tener el aspecto que tengo
y nunca hice nada de eso
en algún lugar me tomé el tiempo necesario
para empezar a tocar la guitarra
en algún lugar me tomé el tiempo necesario para aprender a cantar
en algún lugar me tomé el tiempo necesario para aprender a escribir,
pero no me tomé el tiempo necesario para hacer todas esas cosas
cuando me preguntan
por qué y dónde empecé, sacudo la cabeza,
muevo los ojos y me alejo confundido.
De Shreveport llegué a Madison, Wisconsin
en Madison llenamos un Pontiac de cuatro puertas con cinco personas
y salimos disparados hacia el Este y
a las 24 horas todavía íbamos por el Túnel de Hudson
salimos de una tormenta de nieve, dijimos adiós
a los otros tres y seguimos hacia MacDouglas Street
con cinco dólares entre los dos pero no éramos pobres.
Yo tenía mi guitarra y mi armónica para tocar
y él las ropas de su hermano para empeñar
en una semana, él regresó a Madison mientras yo me quedaba para
pasar todo el invierno yendo del Lower East Side
al Gerde’s Folk City.
En mayo, hice auto-stop hacia el Oeste y tomé equivocada la autopista
de Florida, desesperado y cansado me apresuré de vuelta a
Dakota del Sur a costa de mantener despierto todo el día a un conductor
de camión y cantar una noche en Cincinatti.
Visité a un viejo amigo en Sioux Falls y me desanimó
me desgarró e hirió duramente ver lo poco que teníamos que decirnos.
Volví a Kansas, Iowa, Minnesota, visitando a
viejos camaradas y a las chicas de los primeros escarceos y
empecé a darme cuenta de que mi camino y el suyo
eran muy distintos.
Me encontré de nuevo en Nueva York a mediados del
verano, viviendo en la Calle 28 con gente amable,
honesta y muy trabajadora que se portó muy bien conmigo.
Me mencionaron en el «Times» después de tocar en otoño
en el Gerde’s Folk City.
Grabé para la Columbia después de salir en el «Times»
y aún no puedo encontrar tiempo para regresar y ver por qué y dónde
empecé a hacer lo que estoy haciendo.
No puedo decirte quienes influyeron en mí porque fueron demasiados
para mencionarlos a todos y podría olvidar a alguno
y eso no sería justo.
Woody Guthrie, seguro.
Big Joe Williams, claro,
pero, ¿y esas caras que no volvemos a encontrar
y las curvas y las esquinas y los atajos
que se perdieron de vista y quedaron atrás.
Y los discos que sólo oíste una vez,
y el aullido del coyote y el ladrido del perro dogo,
y el maullido del gato y el mugido de la vaca,
y el lamento del pitido del tren?
Abre los ojos y los oídos y quedarás influenciado
y no hay nada que puedas hacer.
Hibbing es una buena ciudad.
Huí de ella a los 10, 12, 13, 15, 15½, 17 y 18 años,
fui cogido y devuelto allí todas las veces menos una.
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